Hay algo a lo que en Buenos Aires estábamos acostumbrados y acá la verdad que extrañamos mucho: el auto. Si bien nuestro auto (que ya no es nuestro) lo dejamos en buenas manos, y sabemos fehacientemente que lo están cuidando y disfrutando mucho, nos da pena no contar con la comodidad del medio de transporte propio. Quizá no tanto en lo que a turismo se refiere, porque la verdad que los trenes y los vuelos baratos están buenísimos, pero sí para hacer una compra grande en el super, para ir al Ikea, o para recorrer lugares por acá cerquita…
Cuestión que cuando nos enteramos de Mobility nos pusimos contentos porque es justo lo que necesitamos: alquiler de auto por hora.
El sistema funciona así: Hay que suscribirse, y luego de intercambio de copia de documentación por correo te llega una tarjeta y una clave. Hay autos disponibles en distintos estacionamientos de la ciudad, entonces cuando uno necesita usar un auto, lo reserva indicando por internet categoría del vehículo, horario en que se va a utilizar, y estacionamiento por el que se va a pasar a buscar. Con estos datos te dicen qué auto te corresponde usar, y simplemente vas hasta el estacionamiento, accedes con tu tarjeta, subis al auto, tomas las llaves de la guantera y listo!!! Lo mejor, aparte de la flexibilidad, es que hay autos disponibles no sólo en Lausanne, sino en todo Suiza, Austria y Alemania. Así que por ejemplo podríamos tomar un tren a Viena y reservar un auto ahí para después usar en la ciudad. Y hay desde Smarts hasta camionetas, y todos los vehículos son rojos.
Cuestión que el sábado pasado mientras estábamos en Lucerna nos llegó el código por teléfono, así que el domingo mismo estrenamos el servicio. Fuimos hasta Vevey, que es una localidad cerquita y es lindo el camino porque bordea el lago. Y a la vuelta encontramos un lugar increíble!!!
Resulta que vimos una bodega, que ofrecía degustación, y había muchos autos estacionados. Paramos porque por ser domingo que estuviera abierta la bodega ya era algo extraordinario, pero no encontramos a nadie, y nos empezamos a preguntar dónde estaba toda la gente de los autos estacionados!! (Cabe aclarar que estamos hablando de una ruta que bordea la costa, viñedos de un lado y el lago del otro) Y así es que nos animamos a caminar por un dudoso puentecito que cruzaba la vía por abajo (paralelo a la ruta pasa el tren)
Caminamos por entre las vides por un camino de esos que comienzan como huella de tanto pasar y pasar, y llegamos a un lugar increíble pegado al lago. No es más que una gran piedra que sobresale del agua y que invita a pasar ahí mismo el día, la tarde, la nochecita, los días lindos de verano… Había gente con rastros de asados y parrillitas portátiles, un par de pescadores, chicas en topless, y una vista increíble de esas que pasan las horas y uno no puede dejar de apreciar, se veía hasta el castillo de Chillon!!! Y ahí nos tomamos unos ricos mates para terminar el domingo con la sorpresa de haber descubierto un lugar único.























































